lunes, 31 de mayo de 2010

roto

algo murió. no ayer, ni ahora, ni siquiera esta mañana, pero algo simplemente ya no está y me duelen los ojos de tanto no mirar a ningún sitio, de tanto cerrarlos para que las manchas del techo no se me conviertan en una absurda geometría llena de pistas y señales por la que tendré que pasar para alcanzar el sueño.

algo definitivamente está roto, no dentro de mí, ni fuera, ni siquiera en algún sitio. y los perros en sus ladridos, siguiéndome en la calle con sus ojos fijos en mis ojos como quien exige una palabra, un gesto, una secreta confirmación que dé comienzo a este anunciado ritual de despedidas.

todos saben que algo ya no está. todos esperan el silbato final, la máscara, la mueca que se rinde y me libera.

y yo no sé qué hacer para dilatar esta sonrisa, para distender una armonía tan imposible como absurda. y yo no sé qué hacer pero tengo en mi piel todos los trozos de ese algo que quizá se rompió sólo para que yo lo sostenga.

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