miércoles, 26 de agosto de 2009

últimas llamadas

vocación kamikaze

despierto en medio de la madrugada. la botella de johnnie walker me mira como si pretendiera algo más que mis huesos. la luna tiembla sobre las hojas del cundiamor y yo no encuentro si no un vaso sucio y una tarjeta de teléfono con los números rallados. Los gatos hacen el amor sobre el techo roto de mi vecina y yo cuento los minutos que me faltan para acabar con esta estúpida agonía. apenas un salto y abro la ventana. la ciudad, iluminada hasta el infinto, me guiña sus ojos de puta avejentada. la tierra me llama y tus pasos han debido borrarse porque el pavimento ya no es más una mancha difusa sino una clara invitación a la fuga. no tardo. mejor me esperas despierto.


extraña serenata

no estás. cierro los ojos para perderme de esta noche absurda y espantosamente cierta. todo está en su sitio y las cosas me abruman con su habitual y estúpida cantilena. puedo escuchar mi corazón, ese músculo vulgar y displicente. no estás. no estás. no estás. tendría que olvidarlo todo y largarme hasta la casa de algún conocido. tendría que tomar hasta que me estallen las venas y el alcohol me borre la memoria. tendría que gritar, lanzarme a la bahía, y hundirme entre los restos de petróleo y las algas muertas pero me faltan las fuerzas y recuerdo que soy lamentablemente humana. nadie vendrá a buscarme si esta noche no alcanza su infantil predicción de desahucio. nadie vendrá por mí y es un alivio. es tarde, amanece, el teléfono no deja de sonar y alguien quiere romper esta quietud haciendo añicos mi ventana. no estás. perdona que no quiera esperarte.


palabras

es hora. las manos me tiemblan como si fuera la primera vez, como si nunca antes hubiese intentado esta salida. puse un poco de agua en el jarrón no sea que la orquídea se marchite antes de tiempo. siempre quise decirte que la vejez es un castigo que no merecemos a pesar de todas las pequeñas maldades y las blasfemias que inventamos para no aburrirnos demasiado pronto. siempre quise verte así, los labios azules bajo la luz exquisita y tranquila de esta luna de agosto. no hay tiempo que perder. mañana ya vendrán los gorriones.


circunstancias

llueve. hace un frío de mierda y mis gatos han salido a cortejar la noche. cuento los minutos. nunca nadie me dijo que la lluvia podía dolerte, que las horas sólo pasan si detrás no hay nada, que hacen falta ganas para romper la maldita circunstancia del agua. llueve como si dios quisiera borrarnos otra vez, como si todo esto no fuera más que una canción y a nadie le importaran las palabras. estamos mutilados por la fe. estamos muertos para esta lluvia que cae sobre la ciudad y a la que nadie ha querido apostar más de la cuenta. la noche canta y ahora sé que mis gatos no piensan volver. cierro las ventanas. las llaves aún cuelgan en la puerta.


los locos

todo el mundo miente. sobre todo en las mañanas y cuando hay un gato cerca. todo el mundo tiene una canción que lo hace reír y lo salva de este mundo de carritos del pan y leche con café para los desayunos con prisa.siempre dijiste que hay un punto del que no se puede volver y ahora sé que es cierto. ahora sé que los locos sólo cantan bajo la lluvia si el aguacero los sorprende en mitad de la calle sin paraguas o si el techo es una mierda y las goteras les caen en la cabeza. mis vecinos no. ellos cantan en el patio mientras se juegan la sábana que los tapará en la noche y tiran a suertes el mendrugo de pan y la última rebanada de queso. ellos tocan su guitarra sin cuerdas y baten palmas para invocar a sus santos pendencieros. ellos también mienten. sobre todo cuando dicen que no tienen miedo de las ratas y que un gato sólo es un estorbo que maúlla y se enreda en la cabeza de su dueño hasta hacerlo morir de estupidez y de pereza. ya sé que no es su culpa haberse vuelto locos pero no encontraron nada que decir a su favor y es difícil resistirse al sonido de los huesos que crujen bajo el peso de una mandarria. sobre todo en las mañanas, cuando todo el mundo miente.



noticias

ellos me avisaron. me dijeron que querías violarme cuando estuviera tan borracha como para no darme cuenta. me advirtieron que por eso eras tan amable y que no tomara más de esa botella en la que alguien había puesto unas pastillas. tú seguías invitándome a bailar y cada vez que mi copa se vaciaba ponías una llena entre mis manos diminutas. la noche siempre está por comenzar y uno sólo espera que alguna vez cumpla al menos la mitad de todas sus promesas. no me importa nada y lo mejor de todo es que no recuerdo cómo llegué a mi casa con esta cosa naranja pegada a mis zapatos. ahora todos van a decir que es mi culpa y a mí me parce una buena respuesta para que me dejen en paz y así dormir hasta mañana. ya sé que es cierto que ellos me avisaron pero el vino estaba exquisito y no es la primera vez que salto de un coche en movimiento. igual siempre queda algún que otro arañazo, la huella de una mano que apretó demasiado fuerte, el terrible dolor de cabeza después de una resaca.


para david

ella simplemente dijo que te amaba y tú no entendiste si no que se rendía. ahora lo piensas y te ríes mientras fumas un cigarro tan largo como esta madrugada de sábanas indiscretas y confesiones que mañana no valdrán un pedazo de pan o una sonrisa. ella se acostó a tu lado para hacerte sentir la fugaz eternidad de este segundo mientras tú la mirabas con lástima y, quién sabe, tal vez un poco de asco. ella no sabe las palabras pero en su cuerpo que se pierde en las caricias y los ritmos de tu virilidad recién descubierta hay más de un camino a ese algo que tú buscas desesperadamente en las botellas de tequila y los pitos de marihuana. ambos sabemos que no podría durar porque ella querrá arrastrarte una y otra vez siempre por las mismas y tan tediosas poses del amor adolescente y eso es algo que un apostador no puede permitirse. pero igual no entendiste la delicia de una renuncia así, sin papeles que firmar ni promesas para endulzar el taxi de la despedida. cómo podrías entenderlo si apenas tienes veiniún años, un cuerpo lleno de hormonas y una madre que barre bajo la cama.

2 comentarios:

  1. No te voy a decir de la rosa y la espina
    ni he de decir tan sólo espina o sólo flor
    voy a tender un manto de pétalos rosas, blancos, amarillos, para que la espina no tenga otra alternativa que la transformación.

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  2. nada de asco, todo es una fiesta parecida. y dios me dibujas como un púber, tenías talento para las caricaturas. en fin, lo voy a tomar como un maldito cumplido y la verdad es que un apostador se permite cualquier cosa. un beso guapa (aquí es muy normal vivir con tu vieja a los veintiuno jajaja), así que saltas de los coches.

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