viernes, 4 de octubre de 2024

Otoño en Minneapolis

Salgo al balcón. Hay frío. Llevo una copa de Moscato. Es como si pudiera ver y oler el mar. La.inmensa masa azul que me acompaña desde siempre.  Respiro como para atragantarme de ese mar invisible. Hay algo en mí que salta, corre, es infinito en su búsqueda. Cierro los ojos y el mar entra como una bofetada, como una caricia demasiado explícita, como si yo fuera su puerta y no al revés. Abro la.boca, puedo sentir la sal, el azufre contenido en cada gota, la lujuria de haber tocado todas las cosas. Siento que mi cuerpo tiembla. Ahora yo soy el mar y él es la mujer que espera.


No hay comentarios:

Publicar un comentario