Los pájaros del otoño huyen, serenos, cantan para espantar la nieve del corazón, esa nube pura e indetenible que se asienta entre la garganta y el ombligo y lo convierte todo en silencio. Los rojos pájaros del otoño vuelan, danzan, resucitan, y se marchan. Huyen del cristal frío entre las plumas. Huyen del hogar que se ha vuelto demasiado impoluto. Huyen de mí.
Los pájaros del otoño saben que la.nieve puede detener un corazón. Por eso cantan espantando los cristales, y esperan hasta el último minuto para abandonar el lago, justo antes de la hermosa muerte blanca.
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