sábado, 24 de julio de 2010

mañana

sentado en su cama
(fowler????)
mi abuelo es un extraño animal inmóvil
un animal laso
rescatado del suelo
sujeto por las axilas descarnadas
confiado a la reparación de sus huesos sobre la cama destendida
la otra cama, sólo suya, de dormir sin agujas ni acompañantes
que ha de abandonar cuando aparezca la sirena anunciatoria
largo después
(nueve horas esperando la ambulancia!!!!)
para ser nuevamente herido
esta vez por la mano del hombre.
harto de vivir a la vista de todos
su cuerpo crece hacia dentro
introspecciona
se hace niño cuando su mano grande
(añosa???, macilenta???, con una falange de menos???)
lúcida en fin, sella la boca
y parace gritar
"qué capricho inútil tanta comida a trompicones"
la cabeza desganada escabulléndose
y eso que apenas pasamos la tercera cucharada
la fórmula se enfría, la carne dentro de ella se vuelve amarga
siente el hastío de haber muerto para nada
pero mi abuelo reniega,
se agita
balbucea
y entonces la vianda también se descompone
avanza hasta el borde de la fuente color ámbar
asoma sus ojos tristes y ve
que no sirvió de nada
que la tierra abandonada
era refugio más seguro que las venas de este hombre tan viejo ya
que no quiere siquiera el sustento
la batalla progresa
mi tía con sus mañas
pero el abuelo como una enredadera
que espera el tiempo de aprehender el sol (otro sol???, uno que no alcanzamos a ver)
el tiempo de alzarse de sus raíces nuevas
-de silla de ruedas y botas de escayola-
y saltar la tapia inexistente
avanzar lento
dejar el portal
paso a paso, minuto a minuto
sobreponer la calle
el guijarro difícil
esquivar un juguete abandonado (sin suerte??)
para luego, feliz, mirarnos desde esos tres metros
-vencidos por la fe más que por la fuerza-
embutido en su traje de tubos
niqueladas sus piernas tercera y cuarta
como si ya no fuese un animal
sólo un robot, una machina animatta
que aprendió a sonreír.

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