Tantas cosas que yo nunca quise pedirte, que nunca te pedí, y tú que te empeñas en lanzarme una cuerda para salvarme de alguna obscura caída que amenaza con dejarme despierta y perdida hasta nunca jamás.
Tanto aire listo para romperse en un grito y distender esta estúpida tranquilidad que hace planes para instalarse en mis días y disfrutar de mi sangre, de mi energía, de la vida que me dejé en las calles y los portales cuando el cansancio me ganaba la pelea en el camino de regreso a casa.
Tantas y tantas horas sin sol, sin amaneceres, disputándonos la noche en un trozo de parque desierto y mal iluminado para que ahora sólo quieras salvarme, desprenderme de esta difícil amalgama que soy cuando despierto y el mundo reinicia en mi cabeza como un error, una falsa utopía, una mentira...
Pero las horas aún están de mi lado y esta noche va a pasar como si la madrugada no importara un carajo. Y voy a soplar la vela y pedir un deseo como las otras 32 veces. Y después voy a tomar hasta la asfixia y la desmemoria; hasta los pasos cruzados y las ganas de escupir el alma con el último buche de ron que puede permitirme este bolsillo sin fondos, hambriento como una bolsa de pan sin pan.
Y tú que insistes, que me hablas, que nombras la cordura como si en ello te fuera la vida y te jugaras algo más que unas palabras vacías de todo, llenas de esa nada que prefieres para no arriesgar el aliento, la cama tendida, y las tres comidas al día.
Y yo que nunca quise nada salvo que murieras por mí, que me buscaras hasta encontrarme en todas las cosas, en todos los pequeños olvidos y las torpezas... yo que nunca pretendí sino tu vida, tus ganas, tus tristezas... y tú que sólo quieres salvarme de mí, transfigurarme, nombrarme como si te perteneciera más allá de este segundo, de este beso que puedo y quiero darte sin que importe la mañana.
Tendríamos que tomar y tomar hasta que se nos paren los latidos y no seamos más que la lágrima, más que la promesa que no se cumplió y dejó a todos con una historia inconclusa y llena de esperanzas.
No tengo otra manera de decirlo. Anda solo a ese otro camino que acabas de descubrir: hoy no esperes por mí, no me salves...
nada de lágrimas, seamos una hoja seca. no es mejor? y nada de manuel.
ResponderEliminarsobre todo nada de manuel jajajajajjaja
ResponderEliminaren ese tiempo el ruido perdia todos sus pasos para mi, el silencio se abria oscuro entre risas y bailes, amaneci sin luz pense que habia olvidado pagar esa factura y me hice a la idea de vivir en vela, reaccionando busque a jorge el conserge a preguntar cuando habian venido los de la compañia, me acompaño hasta el panel de medidores y asi simplemente atornillo el corta corrientes que el mismo habia soltado la madrugada anterior ante el clamor de los vecinos que pedian dormir...asi entre esto y lo otro cronos se la venia armando generando una conspiracion y asi aki estoy hoy mirando tus palabras confirmando mis pasos amando mi tiempo todos mis tiempos pero al k mas amo es este cuando tus ojos caigan sobre mis palabras
ResponderEliminarun beso
edu