viernes, 4 de octubre de 2024

Otoño en Minneapolis

Salgo al balcón. Hay frío. Llevo una copa de Moscato. Es como si pudiera ver y oler el mar. La.inmensa masa azul que me acompaña desde siempre.  Respiro como para atragantarme de ese mar invisible. Hay algo en mí que salta, corre, es infinito en su búsqueda. Cierro los ojos y el mar entra como una bofetada, como una caricia demasiado explícita, como si yo fuera su puerta y no al revés. Abro la.boca, puedo sentir la sal, el azufre contenido en cada gota, la lujuria de haber tocado todas las cosas. Siento que mi cuerpo tiembla. Ahora yo soy el mar y él es la mujer que espera.


miércoles, 2 de octubre de 2024

Estaciones

Los pájaros del otoño huyen, serenos,  cantan para espantar la nieve del corazón, esa nube pura e indetenible que se asienta entre la garganta y el ombligo y lo convierte todo en silencio. Los rojos pájaros del otoño vuelan, danzan, resucitan, y se marchan. Huyen del cristal frío entre las plumas. Huyen del hogar que se ha vuelto demasiado impoluto. Huyen de mí.
 Los pájaros del otoño saben que la.nieve puede detener un corazón. Por eso cantan espantando los cristales, y esperan hasta el último minuto para abandonar el lago, justo antes de la hermosa muerte blanca. 

De andar por casa

No voy a pedirte el tiempo que no tienes, la atención que no prestas, las ganas que no te nacen. Voy a ofrecerte también mis silencios, mis ausencias, la paz de no tenerme cerca, los pequeños olvidos cotidianos.