apenas las seis y ya no hay sol
y sobre la mesa el plato con la cena
que mi abuelo mira desde su cansancio de siete hijos y
noventa y cuatro abriles
literales
cada uno envuelto en el humo del tabaco
en la tierra que perdió
(que le quitaron)
y llama una a una sus vacas
por su nombre
matilda
esmeralda
benancia
y mi abuela que le empuja con el pie la mano hirsuta
extinta casi
que aún enlaza el viento y la tierra roja donde su hermano
(josé, el ciego, el del medio, el muerto ya)
sembraba mariposas
blancas mariposas para la mesa de mediodía
y su madre con dedos de hombre
vi-ri-les
llenos de leche fresca
de calostro
de tristezas
y mi abuelo
desmañado, vencido
patalea para que mi padre no lo obligue al baño
a la rutina de una vida
que todavía exige (pelado, afeitado, limpio, feliz)
inmaculado en fin
su cuerpo a la espera, listo
para esa extraña concepción de una muerte que ve pasar en coches fúnebres frente a la puerta de madera de la casa vieja
de muertos cada vez más jóvenes
murmurados, emotivos, nietos de sus compadres.
con ese miedo a la muerte que juega con su paciencia
como un gato con su presa
y le manda sus respetos en un desmayo
(ahora sí no vuelve más, se vidrió la mirada, esta vez hay que llamar al doctor. diga usted que ha muerto)
y abre sus ojos de nueve décadas y cuatro años extras
y sonríe
y sonreímos todos
mi padre incluido
(esa bestia inmutable, lacónica, hijadeputa casi)
por esta vez la libertad
la cama a solas con la almohada y la colcha tibia
las medias olorosas
nadie que diga levántate, ya es hora
camina-come-sueña-tomaelsol-tomaunaducha
nadie que certifique está vivo, está bien, nos hace caso
es como un hijo malcriado
lleno de resabios, de malos modales
uno que se inventa dolores y fatigas para que no lo obliguen a esa vida
dura, larga, insípida, torpe
que es su cruz tan bendecida
y que acaso olvidó cuando le arrancaron
allá lejos
fuera
al norte quizá
al hijo que no alcanzó a ser pródigo.
Abuelo del tiempo y de la vida, padre de las semillas que aún viven en el tiempo. Saudades, saudades a esas alturas...
ResponderEliminardolores, nostalgias, vida que pasa. gracias, alberto
ResponderEliminarQué lindo Darlenys... qué lindo... me dio una punzada en el pecho...
ResponderEliminarporque has amado
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