lunes, 29 de marzo de 2010

despertar

Uno se levanta un buen día y descubre que ya no tiene amigos. No le queda ni uno. Se sienta entonces frente al mapamundi- uno cualquiera, uno de esos baratos con horrores estampados en tinta china y zarpazos de la memoria que borraron de su sitio lagos, ciudades, montañas, latitudes enteras- y ve trocarse los nombres de los países en los de la gente que los puebla. Ya no más Alemania, ahora es El Memo; méxico se vuelve Otto y su concierto de violines a la luz de los chivos metálicos y herrumbrosos del parque; Bruselas es la capital de Erling, Florida la de Marylin, Menorca una ciudad de Manolo. Entonces uno descubre que no se ha levantado un buen día, sino un día de mierda, uno espantoso y brutal: el día de hoy.

(La geografía es una ciencia de mierda, la utopía una novela de Tomás Moro, nada más).

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