lunes, 19 de abril de 2010

prendo la luz
(en una gimnasia absurda y ridícula)
extiendo mis brazos hasta el interruptor tan alto
(recuerdo que fui, soy, puedo permanecer niña)
obscuro
qué arcaísmo
obscuro otra vez
casi blasfemia, adolescencia de la palabra, pobre
albedrío
sube y baja la pieza minúscula
no se hace la luz
será porque es domingo??
frente a mi cara el espejo, inmutable
inamovible
el segundo en un año
el primero los gatos
todos menos uno
aquél que se fue
leucemia
dijo el doctor
lo sé por el aroma
y yo discapacitada/incapacitada/minusválida/sin olfato, en fin,
nada que me diga ojo tu gato enferma
ojo que se muere
ojo que ya no da más
y entonces la luz enciende
para qué
a estas horas
con los pies entumecidos
sin gato
mientras afuera llueve o casi
famélica y tranquilamente
otros gatos
negros, (dos esta vez)
maúllan en la terraza su soledad neonata
ectópica
recién estrenada
que durará por siempre

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