viernes, 25 de septiembre de 2009

vacaciones

tres días y cuatro noches. no sé bien por qué pero resulta que yo también pienso en eso. quizá sea esta horrible y espantosa reunión para subnormales. quizá sean los albañiles que últimamente aparecen detrás de todo mi tiempo,
detrás de todas las cosas y de todos los deseos. o la voz espantosa de mi jefe como un mantra increíble para no
alcanzar la paz, una absurda invención para romperte los oídos y obligarte a mirar las caras idiotas y aburridas
de esta gente mal vestida y llena de hijos que prepara y recibe conferencias y consulta su reloj mientras piensa
en pañales, almuerzos, billeteras vacías. tres días y cuatro noches david. yo también necesitaría una fuga
semejante, quién sabe si a ollantaytambo, quién sabe si a la luna. es tan fácil resistir, aguantarse las ganas de
salir corriendo y gritar por esa ventana abierta al infinito. lo difícil es romper esta quietud, desubicarse,
correr en pos de una semana sin horarios ni comidas ciertas, sin cama para dormir ni sueño...tres días david.
setenta y dos horas para desandar y desencontrarse. cuatro largas noches de insomnio, alcohol y janice joplin.
tengo treinta y dos años. no siempre ni generalmente pero a veces sí que los tengo y eso es algo que no entenderías. como cristo, sólo espero encontrar mi versión definitiva antes que estos imbéciles me claven en su cruz y coronen mis sienes con cualquier bagatela plástica. ahora ya casi acabó: lo dije y está muerto, roto. es un maldito rompecabezas. mi jefe ha parado de hablar y me mira con sus ojos siniestros de cordero. yo cuento su respiración y le escucho decir: tres días, cuatro noches, una mierda....

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