Mi abuela no sabe (quién es, quién soy)
Se le va desdibujando el mundo a segundos y todo comienza a ser terriblemente nuevo.
Los hijos, los nietos, las estancias,
nada le resulta familiar.
Llama a los que se fueron,
intenta atraparlos abanicando el aire,
pregunta por sus niños (que ahora ya son viejos también),
intenta apretarlos con su mano nudosa sobre la bata de dormir.
A veces nos ve un poco, nos oye un poco, nos recuerda un poco.
El resto del tiempo es como si acabara de nacer y hubieran olvidado darle la cuota de tiempo que le tocaba.
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