miércoles, 13 de julio de 2022

Realidad

Yo quería ser una monja
De niña las miraba pasar envueltas en sus telas negras y sus grandes sonrisas.

Yo quería su paz, su silencio, 
esos pasos cortos que el hábito fuerza para alcanzar la gracia.

Yo quería la fe, la distancia del mundo, la tozuda renuncia incomprendida.

Pero era un animal de carne y poesía,
una bestia que amaba cazar, los claroscuros, y el borde sinuoso donde se desdibuja la moral. 

Yo quería ser una monja sin amargura, con el corazón apretado por la belleza. 

Y cada huella de otro cuerpo sobre el mío arrancaba la tela imaginaria, me desposeía del sueño. 

Ahora puedo sentarme sobre el zafu,  abrazar esta ilusión como la hija mimada que jamás salió de mi cuerpo.

domingo, 10 de julio de 2022

...

Desnuda

(en mitad de este ejercicio inútil de camuflarse entre las ropas y las ideas) 

Abierta

(como la gota de rocío que lentamente se evapora)

Efímera

(como el fango conmovido por la dulce sacudida del agua)

Viva

(sin existencia más allá de este segundo, sin muerte más allá de esta nada). 

viernes, 8 de julio de 2022

...

Salgo del abrazo de un hombre al abrazo de otro hombre sin pasar por mí misma. Soy un puente , el abismo resuelto entre dos seres humanos, y mi existencia no me pertenece. Soy esa línea de puntos que sólo se conectan en el iris, esa cosa que llaman horizonte.

lunes, 4 de julio de 2022

...

La bestia espera agazapada,  camuflada, en silencio. No te confíes, no respires, no dejes que sepa que la vida corre dentro de ti. No esperes misericordia. No te muevas. La muerte sería sólo el comienzo.

Desistimiento

El amor no es de este mundo. Lo he buscado en todas partes: entre brazos y piernas, a través de los ojos, tocando el corazón, sorbiendo porciones ínfimas de gente, masticando incluso la carne impalpable de sus recuerdos… y no está.
Lo he buscando en el alcohol, la música, las palabras, los atardeceres, y hasta en las bolsas de basura que penden como estandartes de los postes eléctricos. 
He soñado que existe, lo he creído, lo he jurado, e intentado atraparlo, dejarlo ir, canjearlo por cualquier cosa (por casi todas las cosas), pero ha sido en vano.
Así que no lo espero ya, no lo creo, no lo entrego, y no me encomiendo más que a este viento que pasa frente a mi cara.

...

Yo no te pedí que existieras, que llegaras, que huyeras, que regresaras. 

No te pedí el grito, ni la calma

El amor ni el desamor

El abrigo ni el abandono.

Yo no te pedí más que este segundo

Que no podías darme 

(Que no querías darme)

No te pedí más que el silencio,

la pacieccia de esperar que la gota escurriese sola hasta empapar la tierra.