Qué ganas de abrazar a un desconocido que no se quedará para preguntas ni explicaciones. Qué ganas de dar un pequeño paseo entre las nubes de tu patio. Qué ganas de cerrar un ratico los ojos, el corazón, la máquina de comparar y estudiar el mundo, y ser simplemente la niña que se asombra ante el reflejo de los árboles en el charco de agua cristalina. Un pájaro canta en el árbol más allá de la ventana. Hoy, por primera vez, no entiendo lo que dice
No hay comentarios:
Publicar un comentario