trato de verte a los ojos y no estremecerme. de poner mi respiración en este segundo en que fugazmente apareces, y olvidar el tiempo en que no estás. trato de no imaginar tus manos, tu sonrisa, y no desear nada salvo esa gota de luz que atraviesa el humor vítreo hasta rozar la retina, esa pequeña descarga eléctrica que te contiene como un universo a la galaxia más breve.
trato de verte a los ojos sin que una ola se arremoline entre los músculos del corazón, y ya no haya nada salvo la vida que late. nada salvo ese inefable fluir de mi sal a tu espuma.
trato de mirarte a los ojos tranquilamente, mientras vuelan hasta el límite físico de su existencia, y se pierden entre las nubes heladas, los tibios peces del invierno.
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