jueves, 19 de agosto de 2010

siete

oigo a pedro guerra (otra vez!!!! es como una tara, una adicción, una penitencia) dejo que su voz entre en mí, que me posea con su cálida y exquisita melodía. soy un ente sin voluntad ni fuerza, sólo está su voz. me pregunto por qué nadie me ama así. es mentira, me han amado más, mucho más. lo que realmente quiero es que me ame pedro guerra, que me dedique a mí sus canciones hermosas, ser la poesía de sus letras. miento otra vez, yo quiero que me ame la imagen de pedro guerra, la idea que tengo de él, de la persona que invento y a la que pongo su nombre y su cara. miento por tercera vez (ya puede mirarme con su cara triste jesús, ya puedo incluso llamarme pedro, ser un apóstol!!!!) rompo el mito y miento una vez más: lo que yo quiero es amar otra vez así, dedicarle mis latidos a alguien, dejar de lado este cinismo manifiesto que es refugio y coraza. miento por quinta vez, siempre amo así, no sé vivir de otra manera, aunque esté harta, como estoy... puedo acabar con todo ahora, detener la música, poner un poco de salsa y bailar una rumba como si nada pasara... no quiero, subo el volumen, me niego a vivir esta noche en la mundana realidad, en la casa, la ciudad, la víspera del carnaval, la promesa de otra vida.
miento, quiero escaparme de mi historia, de mi memoria, de mañana... cierro todo, miro al techo, abro la botella, dejo que me inunde esta infinita y estúpida autocomplacencia, esbozo una sonrisa torpe, hago recuento de las gentes que poblaron este día y a las que usé sin compasión ni alegría: soy tan vana como cualquiera de ellos.
miento por última vez, me digo que todo es culpa del cansancio y la falta de sueño. apago la luz y cierro los ojos. agoté mi cuota de imbecilidades de las últimas veinticuatro horas. cuando amanezca podré empezar todo de nuevo, esta vez sin pedro guerra...

martes, 3 de agosto de 2010

campo y pista

ni él preguntó mi nombre ni yo le di más señas que un beso y la gracia de zafar de un mordisco mis ajustadores de encaje azul. eran casi las seis de la tarde y el parque empezaba a llenarse de toda esa gente que se engaña creyendo que unos abdominales y unas cuantas cuclillas van a devolverle los años que se fueron. cuando lo vi por primera vez orinaba detrás de la cabina de audio, un cuartucho espantoso y semiderruido donde los fines de semana un gordo sudoroso se empeñaba en ser rey por unas horas y pedía a las muchachas un beso a cambio de complacerlas con alguna canción. yo también fui parte de ese tráfico de ilusiones cuando lo besé en la mejilla grasienta- con un horrible olor a yogourt- para que él imaginara mi beso unas horas más tarde, en la usual soledad de sus madrugadas de lunes a viernes, cuando no era más que un ser humano corriente y vulgar, encerrado en sus complejos, lleno de deseos que sólo en sueños se verían satisfechos.. en fin, allí estaba él, no el gordo sino el otro, con el pantalón casi hasta las rodillas sosteniendo su pene con la mano derecha, la izquierda contra la pared de cartón de la cabina de audio, fingiendo un camuflaje que no le interesaba, esperando por alguien tan aburrido como él, no importa quién. terminó de orinar y me sintió mirarlo(...)