viernes, 21 de enero de 2011

anatomía de un jefe

la bestia que eres me mira fijamente
no a los ojos
sino al escote
o a la nuca, sobre el hombro, a hurtadillas
en silencio
no como un voyeur
no como un amante
no como un amigo que me cuida la espaldas
pero agazapado
parte todo de un plan
una estrategia
un trabajo insulso y desgraciado en el que te sientes libre
y feliz
como un bicho de fango en su pequeño paraíso
y quieres q muestre mi gratitud liquidando la deuda inmensa
(externa, impagable??)
al contado y en frente de todos.
pero no hay precio
ni deuda
ni pago
ni fe más allá de una inspiración por segundo
no hay nada que agradecer porque doblando el lomo
sólo aprendemos
a doblar el lomo
a fijar la vista en el surco difícil
que nos labras como pena sin recurso
como castigo casi a la existencia
a la osadía de vivir
de soñar
de tener sueños.

y tú, animal anónimo
anodino
anonadado
ante el poco (nulo) valor de tus valores
de tus prendas de cambio
del manojo de poder que, agua al fin
se hace ola
y espuma
y nada
entre tus propias manos
dejándote no limpio ni puro
sino escasamente yerto
vacío
anatómicamente ordinario
ni siquiera bestia ya
los ojos como dos lámparas rotas
como dos negrísimos agujeros
la materia gris verde podrida
fecal
gravitatoria
sin ancla ni función
sin rumbo, ni puerto, ni timón, ni albedrío
sin deuda que cobrar
sin poder para ejercer
hastiado en su vacuidad
consciente en su pobreza
en la miseria de vivir
esa vida miserable
que no tuviste
siquiera
el descaro de elegir.

jueves, 13 de enero de 2011

ceremonial

como una invocación hecha a los pies del agua
al amparo de una pena fugaz
cuando todos se han ido